Lo que no está (poema)
No se fue de golpe. La pérdida llegó como el polvo: silenciosa, persistente, instalándose en los rincones que antes no sabías que existían.
Ya no está su voz, pero el eco se empeña en repetirla cuando abres el cajón o enciendes la luz del pasillo.
La ausencia tiene peso, aunque nadie la vea. Es ese segundo en que olvidas que ya no está y preguntas por ella al aire.
No hay drama en la pérdida, solo una lenta erosión de lo que fue certeza.
Y sin embargo, en el hueco que dejó, algo florece: una ternura nueva, una forma distinta de recordar sin romperse.