La hoja errante
Compartiendo lecturas
Cortesía de Rafael Bordao
mequetrefe
Este vocablo de origen portugués se emplea en español desde comienzos del siglo XVII, con el sentido de ‘sujeto entrometido e inútil’. Se trata de una palabra compuesta por meco (en portugués antiguo, ‘libertino’), proveniente del latín moechus ‘adúltero’ y trefe ‘travieso’, procedente del hebreo ‘carne echada a perder’. En portugués, este vocablo está atestiguado desde fines del siglo XVII.
Mequetrefe aparece en este trecho de Vida y obra de Estebanillo González, obra de autor anónimo, publicada en 1646.
Apenas había mi amo salido de casa, cuando se conjuraron contra mí todos los criados della, por haber sido mequetrefe, metiéndome en aquello que no me tocaba ni era perteneciente a mi oficio.
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nicotina
La palabra tabaco aparece por primera vez en nuestra lengua en 1535, en el Diálogo de la lengua, de Juan de Valdés. Introducido en Europa por los conquistadores españoles, pronto se puso de moda en las clases acaudaladas de toda Europa y Asia. El escritor y diplomático francés Jean Nicot de Villemain, a Francia, donde fue cultivado por lo menos desde 1560; el navegante Francis Drake lo introdujo en Inglaterra en 1585, y en el siglo XVII, se extendió por el resto de Europa, Rusia, China y Japón.
Nada se sabía por entonces sobre los males causados por el hábito de fumar, pero en el siglo XVII el tabaco no solo se fumaba sino que también se lo usaba como insecticida. El más potente de los muchos venenos que contiene el tabaco es la nicotina, alcaloide aislado en 1828 por los alemanes Wilhelm Heinrich Posselt, médico y el químico Karl Ludwig Reimann, quienes la consideraron un veneno y la bautizaron a partir del nombre de Nicot de Villemain, su introductor en Francia.
Hoy sabemos que la nicotina, que se encuentra en la planta Nicotiana tabacum, es fuertemente adictiva, debido a que induce la liberación de acetilcolina, dopamina y serotonina, entre otros neurotransmisores. Los principales efectos cardiovasculares de la nicotina son: vasoconstricción periférica, taquicardia e hipertensión.
Además, el hábito de fumar es la causa principal de varios tipos de cáncer, principalmente el de pulmón.
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enfurruñado
Este vocablo tiene su primer registro conocido en español en la primera edición del diccionario de la Academia (Autoridades), en 1732 (no hay registro anterior en el Corde), con el significado de ‘ponerse colérico y enojado, enfadándose y gruñendo contra otro, y hablando como irritado contra él. Es voz bárbara y rústica’, que el diccionario vincula erróneamente con el latín exasperari.
Proveniente del francés antiguo renfrogner ‘poner mala cara’ (hoy, se renfrogner), derivado de froigne ‘cara malhumorada’ (también en francés antiguo), procedente del galo frogna ‘ventanas de la nariz’. Este nombre de las ventanas de la nariz se vincula con el galo ffroen, del mismo significado, y con el irlandés sron ‘nariz’.
En 1220 en Francia li refrongniez se usaba para designar al demonio, pero en 1250 el verbo refroigner significaba ‘poner cara fea, fruncir el ceño’.
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yate
En las antiguas lenguas germánicas, así como en el alemán moderno, jagen significaba ‘cazar’. Los germanos llamaban jachtschiff ‘barco de caza’ a un velero rápido y ligero usado con ese propósito. Hacia el siglo xvi, la Marina de guerra holandesa adoptó ese tipo de barco para perseguir en su costa a piratas y contrabandistas y lo llamó jaght.
Un siglo más tarde, ese velero fue usado por primera vez como nave de recreo cuando la Dutch East India Company le regaló uno con esa finalidad al rey Carlos II de Inglaterra. Armadores ingleses no tardaron en copiar el diseño para fabricar lujosos navíos de recreo destinados a los nobles y a los burgueses ricos.
En inglés, la palabra pasó por varias grafías, tales como yeogh, yaught y jacht, antes de la forma actual yacht, que hacia mediados del siglo xix llegó a nuestra lengua como yate.